Sexología

Tratamientos sobre sexología

¿Cómo funciona la terapia sexual?

La terapia sexual suele funcionar asistiendo a sesiones semanales con un psicólogo/sexólogo, que dependiendo del problema y de la evolución del problema espaciará a sesiones quincenales o mensuales hasta acabar dando el alta terapéutica. Cada sesión de terapia sexual dura unos 60 minutos. Es común, que, pese a que sea para la persona que tiene el problema, el psicólogo/sexólogo considere que tenéis que hacer alguna sesión juntos o solo tu pareja, con la intención de mejorar el tratamiento. Las sesiones de terapia sexual se pueden realizar en persona en nuestro centro de Alicante de psicología y sexología, o con nuestros psicólogos de manera online en cualquier parte del mundo.

La primera sesión es donde contamos y analizamos el problema en profundidad y el psicólogo/sexólogo mediante su criterio y algunas pruebas diagnósticas, nos comentará qué nos pasa de manera comprensible y, sobre todo, cómo lo vamos a solucionar, mostrándote y consensuando con vosotros el plan de tratamiento y la duración. A partir de entonces, las sesiones se centrarán en darle técnicas y estrategias prácticas para que puedas utilizar día a día, generando un hábito que se mantenga en el tiempo, lo que hace el tratamiento más rápido y eficaz.

La terapia sexual se enfoca en atender los problemas que pueden surgir en una relación sexual como: disfunción eréctil, trastorno de orgasmo, eyaculación precoz, dudas sobre la sexualidad…

¿Para qué realizar terapia sexual?

Mejora la calidad de tus relaciones sexuales.

Aumento del conocimiento sexual y del propio placer.

Incrementa el bienestar con nuestro propio cuerpo.

Desarrolla inteligencia emocional, aprendiendo a gestionar emociones.

Incrementa las habilidades de comunicación y resolución de problemas.

Minimiza el malestar emocional y físico.

Desarrolla pensamiento positivo hacia la sexualidad.

Mejora la satisfacción sexual.

Salir de la rutina y añadir nuevas situaciones en tu vida sexual.

Mejorar la confianza y la autoestima sexual.

¿Qué hacer para ser atendido por el mejor profesional para mi problema?

Para recibir la mejor terapia de sexología puedes rellenar nuestro formulario web o contactar por WhatsApp, contando las características básicas del problema de forma gratuita y totalmente confidencial, para que el centro pueda asignarte al mejor profesional y ya desde la primera sesión estés en las mejores manos.

Si tienes dudas respecto a si tu problema puede tratarse de manera online, no te preocupes, nosotros te aconsejaremos la mejor opción de tratamiento, basándonos en los muchos pacientes que hemos ayudado.

Así que no lo dudes, EMPIEZA EL CAMBIO

Deseo sexual bajo

El deseo sexual bajo es un desinterés en las relaciones sexuales, en la que la persona no emite respuesta de deseo a la actividad sexual. Normalmente, el deseo sexual bajo viene acompañado bien por un problema físico o bien un problema psicológico, pudiendo llegar a generar una disfunción sexual.

El deseo sexual bajo puede aparecer en ambos sexos, aunque las mujeres lo sufren en mayor medida, generando sentimientos de culpa en diferentes sentidos. Pues los hombres han sido educados para tener sexo y por tanto no tener ganas o tener un deseo sexual bajo, podría llevar a los hombres a una crisis de identidad y suelen llevarlo peor. A las mujeres, se les ha educado en la poca importancia de su placer y en la necesidad de satisfacer a los demás, por lo tanto, generan emociones de culpa y confusión, y muchas veces acaban manteniendo relaciones sexuales no deseadas para que sus parejas no se sientan mal, generando cada vez más aversión por el sexo y empeorando su deseo sexual bajo.

Existen varios tipos de deseo sexual bajo:

  • Primario: es el más común en el género femenino, son personas que nunca han tenido un deseo sexual adecuado. No tienen capacidad para generar fantasías sexuales y no tienen interés por el sexo.
  • Secundario: Aquellos individuos que antes si gozaban de un deseo sexual normal y han perdido el interés por la conducta sexual.
  • Generalizado: tiene un deseo sexual bajo hacia su pareja y hacia otras personas.
  • Situacional: Presenta un deseo sexual bajo solo hacia su pareja, pero tiene deseo sexual con el resto de personas.

Como decíamos antes, el deseo sexual bajo está generado por una causa o bien física o bien psicológica, o una combinación de ambas. Entre ellas, algunas de las más importantes son:

  • Efectos secundarios de medicamentos.
  • Cambios endocrinos u hormonales.
  • Enfermedades crónicas o metabólicas.
  • Discusiones constantes con la pareja.
  • Dolor en las relaciones sexuales.
  • Otras disfunciones sexuales como anorgasmia o disfunción eréctil.
  • Ansiedad o depresión.
  • Estrés y cansancio.
  • Monotonía y rutina, generando un deseo sexual bajo por una vida sexual poco satisfactoria.
  • Miedo al sexo o inseguridad de mi capacidad sexual.

El 95% de los casos de bajo deseo sexual se deben a causas psicológicas, en caso de que detectemos que es un problema físico, realizaremos una derivación al médico correspondiente, y se podrá trabajar aun así la potenciación del deseo sexual bajo y la aceptación de otras formas de vivir la sexualidad, de mano de nuestros mejores psicólogos y sexólogos, especializados en trastornos del deseo sexual bajo.

Este tipo de terapia sexual para trabajar el deseo sexual bajo, suele trabajarse de manera individual, siendo necesario el apoyo puntual de la pareja, pues tendrá que estar participativo en las tareas que se lleven a cabo en casa o en algunas sesiones que se considere necesario.

 

¿Cómo puede ayudarme la terapia psicológica a mejorar mi deseo sexual bajo?

 

  • Identificar qué tipo de deseo sexual tienes y aprender a cómo potenciarlo.
  • Trabajar en las causas que generan mi deseo sexual bajo.
  • Generar un espacio seguro para hablar de mi sexualidad y mi relación de pareja.
  • Educarme respecto a la sexualidad y las relaciones de pareja.
  • Trabajar otras disfunciones sexuales que estén contribuyendo en el problema de mi deseo sexual bajo.
  • Aumentar mi autoestima corporal y sexual, dejando de ser un problema mis inseguridades en mis relaciones sexual.
  • Darme herramientas de comunicación para hablar con mi pareja libremente de este problema o de nuestra sexualidad.
  • Aprender técnicas novedosas para revitalizar mi vida sexual.
Ansiedad o rechazo al sexo

Normalmente relacionamos el sexo con experimentar placer y sentir emociones positivas y satisfactorias. Pese a esto, algunas personas viven el sexo completamente diferente, relacionan esta práctica con ansiedad o rechazo al sexo. Este trastorno es un tipo de disfunción sexual en el que la persona presenta emociones como ansiedad o rechazo al sexo o a algunas prácticas sexuales en concreto.

El trastorno de ansiedad o rechazo al sexo es una aversión constante o repetitiva a casi cualquier tipo de contacto sexual. Las personas que lo padecen manifiestas emociones de ansiedad o rechazo al sexo, lo que lleva a evitar mantener cualquier tipo de contacto sexual con otra persona, principalmente la zona genital.

Este problema puede llegar a generar grandes dosis de ansiedad e incluso llegar al ataque de pánico, imposibilitando mantener cualquier tipo de relación sexual. Esa ansiedad o rechazo al sexo puede darse ante solo la de idea de llevar a cabo relaciones sexuales, en la mayoría de casos suele ser ante prácticas como la masturbación o el sexo oral. Lo sufren mayoritariamente mujeres, que en casos de gravedad pueden llegar a no permitirse conocer a una pareja para no llegar a esa intimidad o romper con ellos cuando puede estar llegando el momento.

Existen varios tipos en el trastorno de ansiedad o rechazo al sexo:

  • Se produce en las personas que siempre han tenido esa ansiedad o rechazo al sexo. Puede ser común en personas que han sufrido abusos sexuales en la infancia o personas que han sido educadas sexualmente de una manera restrictiva y castrante, y conciben el sexo como algo malo o peligroso.
  • En este tipo, la persona presentaba unas emociones agradables ante el sexo, pero a partir de una vivencia traumática, empiezan a desarrollar ansiedad o rechazo al sexo. Puede ser un acto de abuso o violación, o una alta presión por parte de la pareja para realizar una práctica sexual.
  • La persona siente esta ansiedad o rechazo al sexo con cualquier persona y en la mayoría de situaciones.
  • El individuo solo presenta esa ansiedad o rechazo al sexo con personas específicas como su pareja. Esto suele generar problemas en la relación, tanto para el afectado que sufre ansiedad o rechazo al sexo, como para su pareja generando baja autoestima.

Los síntomas que aparecen, en general, son esa ansiedad o rechazo al sexo, se producen por una hiperactivación del sistema nervioso, generándose síntomas parecidos a un ataque de pánico como aumento de la frecuencia cardiaca, sudoración tensión y temblores, mareos, sensación de asfixia, vómitos, que llevan a la persona que está sintiendo ansiedad o rechazo al sexo a evitar este tipo de situaciones o personas que puedan indicar cualquier inicio de contacto sexual, para evitar estas situaciones la persona puede descuidar su higiene corporal o implicarse en muchas actividades para no tener tiempo de mantener relaciones sexuales.

¿Cómo puede ayudarme la terapia psicológica a reducir mi ansiedad o rechazo al sexo?

  • Identificar mi problema y saber cómo está afectando eso a mí sexualidad y mi vida.
  • Recibir una educación sexual positiva, y poder relacionarla con emociones positivas.
  • Modificar las creencias limitantes e ideas irracionales respecto al sexo y generar otras nuevas más realistas y adaptativas.
  • Aprender a gestionar mis emociones, reducir mi ansiedad o rechazo al sexo.
  • Generar un espacio seguro para hablar de mi problema, sin sentir culpa o vergüenza.
  • Aumentar mi autoestima corporal o sexual.
  • Aprender técnicas de modificación de conducta que ayuden a no evitar estas situaciones.
  • Mejorar en habilidades de comunicación y afrontamiento de problemas, para poder sentirme apoyada por mi pareja y que comprenda mi ansiedad o rechazo al sexo.
Problemas de eyaculación

Los problemas de eyaculación se dan generalmente en los hombres. La mayoría de problemas de eyaculación tienen una causa psicológica, aproximadamente el 95%, aunque siempre tendremos que descartar cualquier patología física que pueda estar influyendo en el problema de eyaculación, como problemas neurológicos, diabetes, problemas prostáticos o el consumo de medicamentos que tengan efectos secundarios en la respuesta sexual. Es importante poder saber si la causa a los problemas de eyaculación es psicológica, por tanto, sería conveniente realizarnos un chequeo antes de empezar con una terapia sexual para los problemas de eyaculación.

Existen diferentes tipos de problemas de eyaculación, pero se clasifican en estos tres:

  • Problema de eyaculación precoz: En este problema no se tiene la capacidad de control de la eyaculación y se produce antes de lo deseado, no permitiendo la penetración o haciéndola muy corta, apenas iniciando el coito. Es el más habitual de todos los problemas de eyaculación, y suele llevar asociados problemas de ansiedad, miedo, baja autoestima y culpa.
  • Problemas de eyaculación retardada: Se genera un tiempo excesivamente largo en las relaciones sexuales aun con una buena estimulación, llegando la eyaculación cuando existe un cansancio extremo. En principio, la erección se mantiene y podría ser muy satisfactorio dado que existe mucho tiempo de placer, pero, cuando el retraso es excesivo conlleva a cansancio, dolores vaginales por falta de lubricación, ansiedad y frustración. Normalmente estos problemas de eyaculación suelen ocurrir cuando existen bloqueos emocionales, demasiada conducta masturbadora o efectos secundarios de algunos fármacos, como los antidepresivos.
  • Ausencia de eyaculación: Consiste en la imposibilidad de eyacular, aún con la excitación necesaria e incluso con la presencia del orgasmo. Se produce cuando la ansiedad es muy elevada, sería como un caso extremo de la eyaculación retardada o de los problemas de eyaculación.

Si te sientes identificado en uno de estos tres problemas de eyaculación y hemos descartado la enfermedad física podemos ayudarte, ya que la causa se encontrará entre las siguientes de origen psicológico:

  • Miedo, ansiedad e inseguridad a que vuelva a pasar, necesidad de “dar la talla”.
  • Excesivo autocontrol, que me hace estar más pendiente de mi eyaculación que del propio disfrute de la relación sexual.
  • Mala estimulación, por falta o por exceso, puede que por autodesconocimiento o por una mala comunicación con la pareja sexual.
  • Bloqueos emocionales e inhibiciones.
  • Depresión o problemas emocionales, como baja autoestima.
  • Consumo de fármacos, alcohol o drogas.
  • Patrones de masturbación adquiridos, siempre me he masturbado con prisa y urgencia para llegar rápido.

La terapia psicológica y sexual que llevamos en este centro para los problemas de eyaculación, pasa por sesiones individuales en la mayoría de los casos, pero podría ser simultánea a alguna sesión de terapia de pareja, dado que necesitaremos en la mayoría de los casos su participación en las actividades mandadas para casa y para aprender a reaccionar cuando esto pase.

¿Cómo puede ayudarte la terapia sexual en los problemas de eyaculación?

 

  • Revisar mis hábitos que pueden estar influyendo en mi problema de eyaculación, como alimentación, descanso, ejercicio, consumo de sustancias y a descartar cualquier causa física que pueda estar influyendo tras un asesoramiento médico.
  • Reconocer cuales son las causas de mi problema de eyaculación y trabajar en ella.
  • Gestionar emociones como la ansiedad anticipatoria, el miedo a que vuelva a pasar, o la culpa o frustración cuando pase.
  • Cambiar mis ideas irracionales sobre el sexo y sobre las relaciones sexuales, por unas más realistas y adaptativas.
  • Mejorar mi autoconocimiento sexual y aumentar mi autoestima corporal y sexual.
  • Aprender a expresarme con mi pareja sexual y saber disfrutar al máximo de la relación sexual.
  • Enseñarme ejercicios y técnicas concretas para mi problema de eyaculación.
Problemas de erección

Los problemas de erección se generan cuando el hombre no llega a lograr o mantener la erección lo necesariamente firme para tener una relación sexual. Existe la posibilidad de no poder tener una erección en ningún momento o perderla durante la penetración antes de llegar al orgasmo. Pese a que el deseo sexual no se ve afectado, no es posible tener o mantener una erección.

Los problemas de erección ocurren con bastante frecuencia, la mayoría de hombres adultos pueden tener problemas de erección en momentos concretos, puede ser un día o una pequeña temporada, pero el problema de erección desaparece sin tratarlo. En cambio, para otros hombres, puede que el problema de erección sea continuo, es decir, no consigue tener o mantener la erección en más del 25% de las veces que intenta una relación sexual y le esté generando un enorme malestar, hablamos entonces de disfunción eréctil.

Las causas de los problemas de erección pueden ser físicas o psicológicas, normalmente los hombres mayores de 40 años, aproximadamente, pueden ser más propenso a tener problemas de erección por una causa física y en los más jóvenes los problemas de erección suelen producirse por cuestiones emocionales. Hay que tener en cuenta que si hay erecciones durante el sueño o al despertarse por la mañana la causa es psicológica. En general, las causas que pueden llevar a problemas de erección son:

Causas físicas de los problemas de erección:

  • Diabetes.
  • Presión arterial alta.
  • Afectación del sistema coronario o tiroideo.
  • Daños en una cirugía de próstata.
  • Bajos niveles de testosterona. En este caso, tampoco notará deseo sexual.
  • Trastornos del sistema nervioso, como Parkinson o esclerosis múltiple o lesiones en la medula espinal.
  • Medicamentos como los antidepresivos, para la presión arterial, el corazón, ulcera o hipnóticos potentes.
  • Consumo de alcohol, nicotina o drogas.

Causas psicológicas de los problemas de erección:

  • Depresión y baja autoestima.
  • Mala comunicación en pareja, mala respuesta de la pareja ante un problema de erección puntual.
  • Sentimientos de ansiedad, miedo o inseguridad a que vuelva a pasar o no “dar la talla”.
  • Estrés, cansancio y malos hábitos.
  • Creencias erróneas sobre el sexo, viéndolo como una tarea para medir mi valía y no un medio para obtener placer.
  • Centrarse demasiado en complacer de la otra persona y dejarse a uno mismo en un segundo plano.
  • Sentimientos de ira, fracaso e incertidumbre ante varios intentos fallidos en la relación sexual.

La terapia psicológica y sexual que llevamos en este centro para los problemas de erección, pasa por sesiones individuales en la mayoría de los casos, pero podría ser simultánea a alguna sesión de terapia de pareja, dado que necesitaremos en la mayoría de los casos su participación en las actividades mandadas para casa y para aprender a reaccionar cuando el problema de erección ocurra.

¿Cómo puede ayudarte la terapia sexual en los problemas de erección?

  • Revisar mis hábitos que pueden estar influyendo en mi problema de erección, como alimentación, descanso, ejercicio, consumo de sustancias y a descartar cualquier causa física que pueda estar influyendo tras un asesoramiento médico.
  • Reconocer cuales son las causas de mi problema de erección y trabajar en ellas.
  • Gestionar emociones como la ansiedad anticipatoria, el miedo a que vuelva a pasar, o la culpa o frustración cuando pase.
  • Cambiar mis ideas irracionales sobre el sexo y sobre las relaciones sexuales, por unas más realistas y adaptativas.
  • Mejorar mi autoconocimiento sexual y aumentar mi autoestima corporal y sexual.
  • Aprender a expresarme con mi pareja sexual y saber disfrutar al máximo de la relación sexual.
  • Enseñarme ejercicios, técnicas y juguetes sexuales concretos para mi problema de erección.
Problemas de orgasmos

La población general tiene asociados el orgasmo a una respuesta física que se produce durante la penetración y muchas personas se sienten frustradas cuando esto no se produce así, considerando un problema de orgasmo. La verdad, es que la respuesta orgásmica es una respuesta física, pero que va precedida por una respuesta mental, es decir la orden de orgasmo se produce en el cerebro y más tarde se transmite al cuerpo, hasta que vuelve en forma de placer al cerebro. Es decir, el orgasmo se produce al estimular zonas erógenas, o puntos donde sentimos placer (pueden ser, genitales o no) y activa nuestra zona límbica cerebral, que manda el reflejo de orgasmo. Por tanto, en la mayoría de ocasiones que se produce un problema de orgasmo detrás hay una causa psicológica.

El problema de orgasmo, es más frecuente en mujeres, aunque también puede darse en hombres, la causa de un problema de orgasmo o anorgasmia, puede deberse a diferentes y múltiples situaciones, por eso detectarlas a tiempo puede ayudar en la mejora del problema de orgasmo, algunas de ellas son:

  • No tener una buena práctica masturbatoria, y no tener conocimiento sexual en uno mismo.
  • Sentir vergüenza o asco durante la relación sexual, no dejándote llevar.
  • Estar demasiado centrado en el placer que está sintiendo tu pareja y no en el tuyo propio.
  • Falta de asertividad sexual, me da vergüenza o miedo explicarle a mi pareja lo que me gusta en el ámbito sexual.
  • Información inadecuada, exigencias basadas en mitos sexuales.
  • Estrés y ansiedad en la vida diaria, que me descentran en las relaciones sexuales.
  • Falta de intimidad o de tiempo suficiente durante la relación sexual.

Aunque, primeramente, debemos descartar que no exista ninguna causa física en el problema de orgasmo, por eso es importante pasar una revisión médica que descarte si tenemos un problema neurológico, lesiones medulares, enfermedades crónicas, cáncer, problemas endocrinos como el hipotiroidismo o la diabetes, o estamos tomando drogas, abusando del alcohol o sintiendo los efectos secundarios de algún medicamento. Estas causas físicas solo se dan en el 5% de los casos, en el otro 95% la causa es psicológica.

Tener un problema de orgasmo, no incapacita para mantener relaciones sexuales y que sean placenteras, el único impedimento es “la falta del disfrute de orgasmo”, pero se puede sentir placer de otras muchas formas, sin embargo, nos encontramos en consulta que la persona que tiene un problema de orgasmo está tan centrada en tenerlo, que acaba dejando de disfrutar de todo el placer de la relación sexual, obsesionándose con el problema de orgasmo y con llegar a él.

Existen dos tipos de problemas de orgasmo:

  • Problemas de orgasmo situacionales, es decir no se produce el orgasmo en ciertas ocasiones o con ciertas personas, si una de ellas es tu pareja, esto puede generar sentimientos desagradables a ambos.
  • Problemas de orgasmo generalizados, no se consigue el orgasmo bajo ninguna situación y con ninguna persona.

La terapia para el problema de orgasmo puede ser individual, aunque es recomendable que nuestra pareja nos apoye en este proceso, pues también necesitará cambiar algunas ideas o patrones sexuales que puedan estar manteniendo el problema de orgasmo.

¿Cómo puede ayudarme la terapia sexual con mi problema de orgasmo?

 

  • Conocer mucho más mi cuerpo, reconocer mis zonas erógenas y aprender a estimularlas.
  • Aumento de fantasías y estímulos sexuales que me hagan sentir más excitada evitando mi problema de orgasmo.
  • Educarme en sexualidad, saber que posturas son recomendables para sentir más placer, desmentir mitos que solo me hacen sentir más presionada, como “hay que llegar a la vez” “es más fácil llegar al orgasmo en la penetración”.
  • Gestionar mi ansiedad o los pensamientos irracionales que no me dejan disfrutar de la relación sexual y me hacen obsesionarme y descentrarme.
  • Aumentar mi autoestima y la confianza en mí misma.
  • Aumentar mis habilidades de comunicación para poder expresar a mi pareja sexual lo que me gusta y hablar de sexualidad con mi pareja conociendo sus deseos o frustraciones sexuales.
  • Aprender ejercicios prácticos para mi problema de orgasmo, que me hagan mejorar la sensibilidad.
Relaciones sexuales dolorosas

Aunque estos casos no son siempre consultados a profesionales, porque se ha normalizado el dolor sobretodo en el caso de las mujeres, tener relaciones sexuales dolorosas es un problema muy extendido, pero nunca debe considerarse como normal. En la mayoría de ocasiones, las mujeres de todas las edades son las que padecen las relaciones sexuales dolorosas, sobre todo, durante la penetración. El sentir relaciones sexuales dolorosas puede generar ansiedad, frustración, inseguridad y problemas personales o de pareja, pues se ve afectada tanto la satisfacción sexual, como la salud mental.

Existen muchas causas para tener relaciones sexuales dolorosas, algunas de ellas son:

  • Es una de las causas más habituales de las relaciones sexuales dolorosas. Se produce una contracción que provoca el cierre de una parte o en la totalidad de la vagina, imposibilitando la relación sexual, ser revisada por un ginecólogo o incluso ponerse un tampón menstrual. En el 5% de los casos se debe a un problema físico ginecológico como miomas, inflamación pélvica, endometriosis u otros problemas, por eso, siempre debemos descartar estas causas con un examen médico. Pero en el 95% de los casos la causa suele ser psicológica, puede ser consecuencia de una experiencia sexual negativa donde se produjo una relación sexual dolorosa, deseo sexual bajo, educación sexual castrante y represiva o miedo al embarazo.

En la mayoría de ocasiones suele ser por una mala experiencia, el miedo a tener relaciones sexuales dolorosas de nuevo, porque la anterior no fue del todo deseada o no fue placentera porque no se llegó a excitar lo suficiente para llegar a lubricar.

  • Es una sensación dolorosa que se repite tras cada relación sexual, especialmente durante la penetración, que provoca relaciones sexuales dolorosas, provocando que la mujer evite mantener relaciones sexuales para no sentir dolor, generando un malestar psicológico y provocando problemas de pareja. Normalmente la dispareunia se produce por una sequedad vaginal excesiva, que generan dolor, sequedad y ardor, poca lubricación, sangrado, síntomas parecidos a una infección de orina y ansiedad ante las relaciones sexuales dolorosas.

Las causas pueden ser físicas (menopausia, postparto, tratamientos agresivos como la quimioterapia o radioterapia, enfermedades autoinmunes, infecciones o inflamaciones vaginales, anticonceptivos u otros fármacos como antidepresivos, antihistamínicos y anticolinérgicos) y deben ser identificadas para poder trabajar en su solución y aceptación, o las causas pueden ser psicológicas como una ansiedad o estrés excesivo que no me permite concentrarme e excitarme, miedo anticipatorio a volver a sufrir una relación sexual dolorosa, falta de excitación ante mi pareja sexual, una educación sexual castrante y restrictiva, falta de conocimientos sexuales como estimular poco tiempo antes de la penetración, falta de comunicación con la pareja sexual…

 

La terapia para las relaciones sexuales dolorosas puede ser individual, aunque es recomendable que nuestra pareja nos apoye en este proceso, pues también necesitará cambiar algunas ideas o patrones sexuales que puedan estar manteniendo el problema y generando relaciones sexuales dolorosas.

 

¿Cómo puede ayudarme la terapia sexual a no tener relaciones sexuales dolorosas?

  • Conocer mucho más mi cuerpo, reconocer mis zonas erógenas y aprender a estimularlas para aumentar la excitación y no tener relaciones sexuales dolorosas.
  • Aumento de fantasías y estímulos sexuales que me hagan sentir más excitada.
  • Educarme en sexualidad, saber que actividades y tiempo puedo realizar antes de la penetración, desmentir mitos que generen bloqueos y relaciones sexuales dolorosas.
  • Gestionar mi ansiedad o los pensamientos irracionales que me hacen anticiparme al dolor y evitar la relación sexual por otros más realistas y adaptativos.
  • Resolver el trauma generado tras una relación sexual dolorosa.
  • Aumentar mi autoestima y la confianza en mí misma.
  • Aumentar mis habilidades de comunicación para poder expresar a mi pareja sexual lo que me gusta y hablar de sexualidad con mi pareja conociendo sus deseos o frustraciones sexuales.
  • Aprender ejercicios prácticos para mis relaciones sexuales, que me hagan estar relajada y excitada dejando de tener relaciones sexuales dolorosas.
Adicción/obsesión al sexo

El sexo es una de las mejores cosas que tenemos y a muchas personas les apetece tener sexo diariamente, tanto en pareja como a solas. Tener sexo es saludable, de hecho, muchos sexólogos explican que hacerlo de forma diaria ayuda a mejorar la salud tanto física como mental, mientras esto no se convierta en una adicción/obsesión al sexo.

La adicción/obsesión al sexo, es una enfermedad crónica que se basa en una relación des adaptativa en la que las personas se relacionan con el sexo, teniendo pensamientos obsesivos y conductas que no consiguen controlar relacionadas con el sexo, llegando a no poder llevar una vida normal, pues el centro de todo en su vida es el sexo y dejan de lado el resto de áreas vitales. Se puede comparar la adicción/obsesión al sexo con cualquier otra adicción como el alcohol o el juego patológico, donde se pierde el control y nunca llega la sensación de saciedad. El foco de la adicción/obsesión al sexo se basa en bajar el malestar emocional o ansiedad que sienten sin él que en la propia búsqueda de placer.

 

Los síntomas más comunes en la adicción/obsesión al sexo son:

  • Incapacidad de controlar los impulsos o deseos sexuales.
  • Dedicar excesivo tiempo a penar o mantener conductas sexuales, convirtiéndose en el foco de la persona y dejando de lado otros intereses.
  • Comportamiento sexual repetitivo y no centrado en la búsqueda de placer.
  • Sentir ansiedad, tristeza o irritabilidad si no puedo tener la conducta sexual.
  • Mantener la conducta sexual, aunque genere un riesgo físico o emocional para mí mismo u otras personas.
  • La frecuencia e intensidad de las fantasías, deseos o conductas sexuales provocan malestar.
  • Sentir culpa y vergüenza ante mi conducta sexual y no querer contársela a nadie.
  • Tener problemas familiares, laborales o sociales por mi conducta sexual.

Ambos géneros tienen adicción/obsesión al sexo, pero se ve mayoritariamente en hombres, puesto que los factores psicosociales y neuroendocrinos que te hacen más susceptible a tener adicción/obsesión al sexo son mayores entre los hombres. La educación en el sexo como símbolo de hombría y características de personalidad premiadas para el género masculino como la impulsividad, la búsqueda del riesgo, subestimar el daño, el narcisismo y la búsqueda de satisfacción permanente, influyen en que puedan presentar más este problema. Se multiplica la posibilidad de adicción/obsesión al sexo si se sufren otros trastornos mentales como la depresión, la ansiedad o el abuso de alcohol y drogas, o si han vivido experiencias de abusos o traumas sexuales o familiares.

 

¿Cómo puede ayudarme la terapia sexual a controlar mi adicción/obsesión al sexo?

 

  • Señalar aquellos problemas de la vida que están contribuyendo a la adicción/obsesión al sexo y destacar qué aspectos pueden ser resueltos o mejorados, con pequeñas metas dirigiéndonos hacia el futuro.
  • Modificar conductas desadaptativas que puedan estar influyendo en el aumento de los síntomas de la adicción/obsesión al sexo y generar hábitos saludables.
  • Identificar patrones de pensamiento negativos o distorsionados que perjudican a la gestión emocional y gestión del estrés, para cambiarlos por otros más adaptativos y más realistas.
  • Generar planes de acción para superar la abstinencia. Darte estrategias claras que podemos hacer cuando aparece esa ansiedad al dejar la adicción/obsesión al sexo.
  • Recuperar el control y placer de la vida. Volver a encontrar la motivación, disfrutar de las cosas y encontrar el propio sentido de la vida en otras cosas no relacionadas con la adicción/obsesión al sexo.
  • Recuperar o crear rutinas. Puede ayudar a la gestión emocional y a comprometernos con el proceso de abandonar mi adicción/obsesión al sexo.
  • Aumentar la autoestima. Conocerse, saber cómo cuidarse, volver a conectar con uno mismo, respetarse y quererse, es uno de los pilares para verse capaz de salir de una adicción/obsesión al sexo.
  • Restablecer relaciones sanas. Puede ayudarte a trabajar la comunicación para aprender a decir que no, aumentar el autocontrol y saber pedir ayuda a mi círculo social.
  • Prevención de recaídas. Identificar situaciones problemáticas que me puedan llevar a la recaída de la adicción/obsesión al sexo y entrenar mis habilidades de afrontamiento.
Orientación sexual/identidad de género

Es mucho el desconocimiento que existe ante el colectivo LGTBI+, los mitos y creencias irracionales que rondan ante estas personas, y el bajo apoyo y educación que se les da a los jóvenes en la orientación sexual/identidad de género provoca que un proceso normal de conocimiento y evolución personal, pueda convertirse en dudas, malestar o falta de expresión. Vamos a empezar por distinguir entre orientación sexual y la identidad de genero.

  • Orientación sexual: Nuestro deseo erótico, se suelen dar en la misma dirección que nuestra necesidad de vinculación afectiva, aunque no necesariamente. En muchas personas, suele estar dirigida al sexo contrario (heterosexualidad), y en otro grupo de personas se dirige hacia personas del mismo sexo (homosexualidad) o indistintamente ante el género (bisexualidad, pansexualidad).
  • Identidad de género: Existen dos géneros diferenciados; masculino y femenino. El concepto de género se refiere al conjunto de comportamientos, gestos, vestimenta, juegos, que tradicionalmente se han considerado masculinos o femeninos. Puede que esa identidad sea acode al sexo biológico (genitales de hombre/ mujer) con el que has nacido, o puede que no, que tu sexo biológico y tu identidad de género no corresponda o que no te identifiques ni con el género masculino ni femenino sean cuales sean tus genitales, es cuando hablamos de personas transgénero, transexuales o personas no binarias.

 

Las personas deseamos tener respuesta al eterno interrogante: ¿Quién soy? Y parte del autoconimiento pasa por saber tu orientación sexual/identidad de género. Pese a que lo más frecuente es que esta duda surja en la adolescencia, puede que ya se tenga claro desde la infancia, sobre todo la identidad de género, pues con 3 años ya tienes conciencia para catalogarte como masculino o femenino, o se descubra en la adultez, sobre todo la parte de orientación sexual, no hay edad para saber tu orientación sexual/identidad de género, porque puede variar a lo largo de los años. Es común que, durante la adolescencia, la curiosidad y la experimentación respecto a la orientación sexual sea bastante común, aunque no significa explícitamente que serás gay, lesbiana o bisexual en la adultez.

 

Las personas con una orientación sexual/identidad de género no normativas sufren al no saber quiénes son exactamente, no poder expresarlo por miedo a represalias, las críticas o el bullying sufrido o el duro proceso que puede suponer el cambio de género, genera que en muchas ocasiones que las personas con una orientación sexual/identidad de género no normativo, acudan a terapia psicológica para resolver los conflictos generados por esta decisión, bajo ningún concepto la terapia psicológica sirve para la reconversión de ninguna persona.

La terapia psicológica que ofrecemos para apoyar la orientación sexual/identidad de género es principalmente individual, aunque estamos convencidos de que lo que necesita una persona que acude a terapia por su orientación sexual/identidad de género lo que necesita es apoyo y comprensión, y podemos facilitar sesiones de pareja o sesiones familiares para saber cómo tratar esta situación.

 

¿Cómo puede ayudarme la terapia psicológica en mi orientación sexual/identidad de género?

 

  • Ayudar a resolver dudas, romper ciertos mitos, sentir que sé quién soy y acepto mi orientación sexual/identidad de género.
  • Darme habilidades de comunicación necesarias para contar mi orientación sexual/identidad de género a mi círculo social.
  • Crear un espacio seguro y libre de juicios, para poder hablar de mi orientación sexual/identidad de género.
  • Poner límites a las personas que no acepten mi orientación sexual/identidad de género.
  • Superar un trauma generado por las humillaciones o rechazo de algunas personas que no entienden mi orientación sexual/identidad de género.
  • Acompañarme en el proceso de cambio de género, dándome habilidades de afrontamiento y resolución de problemas.
  • Ayudarme en la gestión de emociones, como el miedo, la ansiedad, la tristeza y la culpa, que puede ser normal que aparezcan durante un tiempo mientras acepta mi orientación sexual/identidad de género.
  • Aumentar mi autoestima y sentirme orgulloso de mi orientación sexual/identidad de género.
  • Realizar un informe psicológico para poder cambiar de identidad de género.