¿Cuántas veces has ido a un festival y te has descubierto grabando todas las canciones de tu artista favorito? Cayendo en la cuenta después de que, haciéndolo, no has podido disfrutar al cien por cien del momento y te has quedado con unos vídeos que, a pesar de ser chulísimos para subir a instagram, no vas a volver a ver jamás. Alguna vez te has ido a la playa con la intención de ver el atardecer y disfrutar de tus amigos, y cuando ha llegado el momento os habéis parado a hacer varias fotos hasta conseguir la luz, pose y cara perfecta olvidándonos por completo del propósito de la quedada? Ambos ejemplos son FOMO. Es un concepto muy reciente pero, sin embargo, se ve en una gran cantidad de situaciones. SI todavía no has escuchado hablar de él. No te preocupes, ¡aquí te contamos todo lo que necesitas saber!
Debido al auge digital en el que vivimos actualmente, estamos constantemente expuestos a información y estímulos de diversa índole. Las redes sociales y el whatsapp nos mantienen alerta y susceptibles de toda aquella nueva información que pueda sernos de interés. Un ejemplo de ello sería, tanto en Instagram como en Twitter aparte de la zona de personas a las que seguimos, tenemos otra designada a contenido relacionado que nos puede interesar y que es infinito. Esta situación, es lo que origina el FOMO, pero.. chicos/as, ¿qué es este fenómeno? FOMO son las siglas de “Fear of Missing Out” o miedo a perderse algo. Esto hace referencia a esa ansiedad o nerviosismo que experimentamos al sentir que nos podemos estar perdiendo algo interesante que suceda a nuestro alrededor, o muy lejos en otra parte del mundo. Otros ejemplos de ello podrían ser: estas de fiesta pero te encuentras muy cansada, ya no estás disfrutando de la música ni de la compañía y te apetece irte a casa a dormir. Pero a la vez, sientes que si te vas a poner la mejor canción, tus amigas van a conocer a gente nueva súper interesante y mañana en lugar de ser aquella que tiene una anécdota chulísima que contar te conviertes en la mera espectadora de las experiencias de las demás, experimentando esa dicotomía y malestar.
Aquí queremos hacer un inciso y decirte que es normal y que nos ocurre a todos/as. Esto es fruto de lo que las redes sociales nos presentan todo el rato, por ejemplo una chica que en sus historias de instagram cuenta la super noche de ayer en una discoteca de Málaga, o el atardecer tan bonito que vio en santorini, mientras tú, estás en tu casa cenando tranquila después de trabajar. Las redes nos presentan una ventana constante a la vida de los demás y a los eventos de los que no somos partícipes.
Ahora bien, lo interesante recae en, ¿cuál es el impacto que puede tener el FOMO en nuestro día a día? Este puede variar en función de la persona, su historia vital, sus puntos fuertes y débiles, etc. No obstante, las consecuencias más comunes suelen ser: una ansiedad constante, materializada en pensamientos intrusivos sobre coger el móvil, informarte sobre temas de actualidad, querer replicar actividades que han visto otras personas por redes, etc. Lo que puede devenir en una sensación de aislamiento, soledad y mucho desgaste emocional, aumentando así, el malestar diario. Por otro lado, también afecta a nuestra autoestima, nos hace compararnos con una gran cantidad de personas y sentirnos inferiores a ellos; bien por no tener sus mismas experiencias, recursos, amistades, etc. Aumentando de este modo las sensaciones de malestar, aislamiento e insatisfacción vital. Por otro lado, como uno en las redes muestra su mejor cara, puede hacer que nos creemos expectativas falsas sobre la vida de los demás y entremos de nuevo en el bucle que te hemos comentado.
Pero… si en realidad todo esto lo sabemos… ¿qué causa que caigamos tan rápido y sin darnos cuenta en esta dinámica? Como siempre, no hay una respuesta única. Primeramente tenemos que tener claro que somos seres sociales y hemos sido programados genéticamente para buscar el cobijo social y la pertenencia. No podemos vivir sin los otros. Por ende, sentirnos aislados, o percibir que tenemos experiencias diferentes a los otros, puede generarnos mucho malestar. Por otro lado, y como ya hemos dicho, el bombardeo constante a estímulos nuevos refuerza nuestras ganas de estar atentos a ello.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer si experimentamos mucho FOMO e interfiere en nuestra salud mental o satisfacción general? El primer paso siempre va a ser reconocer cómo nos sentimos e informarnos sobre qué es, por qué se puede dar, a cuánta gente le ocurre, etc. En este caso, esto te ayudará a identificar mejor lo que te pasa y a reducir ese sentimiento de culpa al entender su origen y que es algo muy compartido a día de hoy. El siguiente paso sería poder expresar abiertamente tus emociones con tu círculo de seguridad o círculo cercano. Hablar sobre lo que te ocurre, sobre cómo quieres solventarlo y re-orientar la situación, a la vez que permaneces abierta a aquellos consejos que te puedan ofrecer. En tercer lugar, sería de gran utilidad establecer límites tanto con el uso de las redes, como con el contenido que ves. Y sobre todo, perspectiva. Por ejemplo, llega el viernes y todo el mundo sale con sus amigos de cena, pero yo termino de trabajar a las 21:30 muy cansada y solo quiero dormir y socializar mañana. Pero llego a casa, ceno y me paso la noche en instagram viendo como todo el mundo está por ahí y sintiéndome muy mal conmigo misma tendría: (1) que establecer un horario límite de uso de instagram, (2) recordarme qué me ocurre y por qué me ocurre y (3) poner realidad a la situación, recordándome por qué no pasa nada por haberme quedado hoy en casa; todos los planes chulos que tengo este fin de semana, y sobre todo, que lo que me pedía mi cuerpo era descansar. Que yo tengo que escuchar a mi cuerpo y a mis necesidades en lugar de dejarme llevar por la vorágine de los stories y de las necesidades o vidas de los demás que para nada se parecen a la mía. Otro ejercicio que se podría hacer en este caso sería imaginarme cómo estaría yo, a día de hoy, con el cansancio del trabajo y las pocas ganas, estando allí. Probablemente ni disfrutaría al cien por cien de la experiencia, ni me sentiría cómoda porque mis necesidades o preferencias son otras.
También es muy útil recordarse que las redes sociales no son reales, que las personas muestran sólo lo que ellos quieren, y que por ende, es una versión “pro” de la vida de la gente, es decir, una imagen idealizada. ¿Quién te dice que tu amiga de la infancia que está de cena con sus amigas grabando un stories no está pensando: “dios ojalá pudiera estar en casa tranquila con mis pensamientos pero necesito estar con gente para poder soportar lo que estoy viviendo.” En las redes se muestran fotos y vídeos, pero casi nunca historias, por lo menos, no completas. Por otro lado, podría ser de utilidad llevar un diario de gratitud. Estos son libretas, agendas o incluso apps del móvil donde cada día anotamos qué nos ha hecho feliz, qué cosas buenas nos han pasado, y por qué nos sentimos agradecidos/as. Este ejercicio nos ayuda a salir de las redes sociales y reconectar con nuestra vida cotidiana, así como, a tener más presentes aquellas pequeñas cosas del día a día que sí son reales y nos hacen feliz.
Para finalizar, nos gustaría presentarte una última herramienta y esta es el Mindfulness. Esta práctica consiste en entrenar la conciencia plena, es decir, en ser capaces de parar, tomar contacto con el presente, y guiar nuestra atención o nuestra conciencia a aquél lugar donde nos interese. Pudiendo ser este: la respiración, una actividad concreta, nuestro cuerpo, las emociones, etc. Practicar Mindfulness nos ayudará no solo a disminuir la ansiedad, sino a tomar contacto con la realidad. Existen muchos vídeos en youtube e incluso aplicaciones de meditaciones guiadas. A continuación te vamos a adjuntar un link a un vídeo que puedes utilizar en casa para iniciarte en esta práctica. Por otro lado, en la app Netflix hay prácticas de Mindfulness guiadas para principiantes que te pueden interesar. Y por si fuera poco, nosotras en el centro realizamos con regularidad talleres de relajación y mindfulness realizados por nuestras profesionales.
Por todo ello, desde Anabel Valencoso Psicología te animamos a que sigas todos estos consejos y aprendas a vivir de manera mucho más consciente. Invitándote encarecidamente a expresar tus emociones y a desconectar de redes para conectar contigo mismo/a. La persona que te va a acompañar siempre. Asimismo, queremos recordarte que si encontrases alguna dificultad mayor o sintieses que el FOMO, o cualquier otra problemática afecta de manera significativa en tu día a día, nuestro Centro cuenta con un equipo de psicólogas que estaremos encantadas de asesorarte y acompañarte en tu proceso terapéutico.