La sexualidad es una dimensión importante dentro de la vida humana. Al igual que la familia, el desarrollo personal y espiritual, el trabajo, y las relaciones sociales entre otras. Por este motivo, experimentar alguna dificultad en este ámbito puede generar mucho malestar y preocupación, incluso algunas emociones desagradables como miedo, vergüenza o culpa. Asimismo, algo que mucha gente no sabe es que este ámbito y su funcionamiento está muy sujeto a la satisfacción que siente cada persona consigo misma (su autoestima) o con su vida en general, así como, con experimentar problemas en cualquiera de los ámbitos anteriormente mencionados, o padecer estrés o ansiedad. Podrías concebirla como una dimensión un poco dependiente y oscilante de las otras “más principales”. Además, presentar problemas sexuales es bastante frecuente entre la población general, de hecho, en 2020 el 30% de los varones había experimentado algún trastorno sexual a lo largo de su vida. La clave está en que, como las relaciones sexuales siguen siguendo un tabú, la gente suele sentir miedo y vergüenza y por ende, no pedir ayuda. Por esto mismo, no se conoce con exactitud la prevalencia de mujeres que experimentan problemas sexuales. No obstante, desde Anabel Valencoso Psicología nos gustaría contarte cuáles son los principales problemas sexuales y cómo se pueden gestionar. Pero no sin antes advertir que este post tiene meros fines divulgativos y siempre es recomendable acudir a un psicólogo para recibir un diagnóstico y tratamiento individualizados. Si te interesa, nosotras estaremos encantadas de acompañarte en tu proceso. Y sin más dilación… te presentamos los problemas sexuales más frecuentes entre hombres y mujeres:
- Trastorno de deseo sexual hipoactivo.
- Disfunción eréctil.
- Eyaculación precoz.
- Anorgasmia.
- Vaginismo.
- Dispareunia.
- Filias.
El primero de todos, y el cual afecta más a mujeres que a hombres es el Trastorno de deseo sexual hipoactivo. Este problema se caracteriza por experimentar una reducción del deseo de manera sostenida en el tiempo. Afectando a la propia autoestima, a la calidad de vida y a la posible relación de pareja. Esta afección puede tener un origen médico u hormonal, así como psicológico. Centrándonos en este último, se recomienda terapia sexual, individual y de pareja. En ella el profesional te ayudará a identificar aquellos motivos cognitivos (pensamientos) y emocionales (sentimientos) encubiertos detrás de esa reducción del deseo. Así como, a probar diferentes técnicas para ir aumentándolo de manera progresiva, respetando tus tiempos y consentimiento. Como por ejemplo, descubrir aquellas cosas que te excitan e ir progresivamente iniciando y manteniendo relaciones sexuales de acuerdo a ellas.
En segundo lugar tenemos la Disfunción Eréctil. Esta problemática es muy común en los hombres, y se caracteriza por experimentar dificultades para iniciar o mantener una erección. En terapia de pareja se trabajaría la identificación de aquellas situaciones o pensamientos que generan problemas de erección, a la par que se enseña a la persona a gestionarlos de una manera alternativa. Además, se entraría al paciente en técnicas de relajación para disminuir el estrés ante una posible disfunción, así como, en la utilización de técnicas para reiniciar la propia erección, mantenerla durante más tiempo, y hacer disfrutar a su pareja durante todo el proceso. Otra alternativa que también se exploraría en terapia es la utilización de juguetes sexuales que faciliten el mantenimiento de la erección como los anillos vibradores.
En tercer lugar tenemos la Eyaculación Precoz. Definida por la OMS como un trastorno sexual caracterizado por eyacular en la mayoría de ocasiones transcurrido un minuto desde el inicio de la penetración. Y acompañado por sentimientos de frustración e incontrolabilidad. El origen de esta patología puede deberse a causas psicológicas como la ansiedad o estrés, o a factores biológicos. Por ello, el tratamiento se centra en enseñar al paciente técnicas de control de la ansiedad y de la excitación, ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico y terapia sexual para aprender a excitar al otro acompañante y/o pareja antes de recurrir a la penetración.
En cuarto lugar se encontraría la Anorgasmia. Siendo un trastorno bastante frecuente en mujeres, y definida como aquella dificultad persistente para llegar al orgasmo a pesar de experimentar una correcta excitación. Esta también puede ser originada por causas biológicas o psicológicas. Por ello, dentro de la terapia sexual se indagaría en aquellas sensaciones, pensamientos y emociones experimentadas en la relación sexual para favorecer su gestión; así como, a instruir a la paciente en técnicas de autoexploración sexual individual y en pareja, y en el uso de diversos juguetes sexuales tratando de mejorar su experiencia sexual.
En quinto lugar encontraríamos el Vaginismo. Siendo esta una condición donde la mujer experimenta la contracción de los músculos ubicados en los alrededores de la vagina. Generando problemas, dolores severos o incluso impidiendo la inserción del pene dentro de la vagina. En este caso, dentro de la terapia sexual se trabajaría la identificación de aquellos disparadores (estímulos generadores de ansiedad que provocan la contracción muscular), y la gestión cognitiva y emocional de los mismos. Acompañando estas técnicas con herramientas de relajación muscular, programaciones guiadas del uso de dilatadores para conseguir una mayor apertura de la vagina de manera progresiva, instrucción en autoexploración y técnicas para aumentar la lubricación de manera natural. Asimismo, se podrían buscar aquellas posturas donde la mujer tenga el control de la situación, y por ende, en aquellas donde ella pueda elegir cuándo y hasta dónde introducir el pene, ganando así sensación de control y tranquilidad.
En sexto lugar encontraríamos la Dispareunia, que se refiere a una condición donde la mujer experimenta dolor vaginal persistente antes, durante o después de las relaciones sexuales. Su tratamiento consta de evaluar si existe alguna infección o daños vaginales subyacentes. Y, posteriormente, identificar aquellos elementos que anteceden y preceden al dolor para gestionarlos cognitiva y emocionalmente. Instruir al paciente en técnicas de relajación, en el uso de lubricantes y aquellas conductas que pueden aumentar la excitación y por tanto, la lubricación vaginal de manera natural, así como, en ejercicios de entrenamiento del suelo pélvico.
A continuación presentamos las dos patologías más olvidadas o con más tabú de todas las expuestas. Una de ellas son las Parafilias. Estas son fantasías sexuales que se experimentan con frecuencia y gran impacto emocional, cuyo contenido podría ser cuestionado ética o socialmente. Generando malestar y aversión a la propia persona por experimentar excitación tras esas escenas. En su tratamiento se trabaja el origen y causas de las mismas, el aprendizaje y la utilización de técnicas de control de impulsos, cuyo objetivo consiste en frenar y reconducir esas fantasías sexuales. Y en aquellos componentes cognitivos y emocionales derivados de la propia fantasía para reducir el malestar experimentado y poder disfrutar de la propia sexualidad.
Por último tendríamos el Trastorno de Aversión al Sexo. Esta patología podría llegar a considerarse una fobia y para trabajar en ella se indagaría en el origen y mantenimiento del problema, así como en aquellos pensamientos distorsionados que sustentan dicha aversión combinándolos con técnicas de relajación. Para, poco a poco, ir haciendo acercamientos graduales, analizando la propia experiencia y trabajando el autoconocimiento a nivel sexual.
De manera transversal, y en cualquiera de las problemáticas, se profundizaría en aquellos factores que han originado el problema, así como, en aquellos que cumplen una función mantenedora para eliminarlos por completo. A lar par que se podrían trabajar técnicas de comunicación con la propia pareja para disminuir el tabú sobre el sexo, de cara a poder disfrutar al máximimo ambos de las relaciones íntimas. Otro aspecto relevante y optativo a gestionar podría ser el desmantelamiento de los mitos del sexo, originados por el tabú que ya hemos mencionado en varias ocasiones, y acompañado de técnicas que aumenten su disfrute libre y completo.
Finalmente, aunque las dificultades mencionadas en este post son las más comunes, existen otras muchas de diversa índole y gravedad más invisibilizadas y las cuales requieren tratamiento y asesoramiento individualizado. Asimismo, queremos recalcar la importancia de acudir al médico y descartar una posible causa biológica desde un inicio, o bien, de recibir ambos tratamientos (médico y psicológico combinados) si así se recomienda como en el caso de la dispareunia, con los geles de lidocaína para favorecer una mejoría más rápida.
Por todo ello, sea cual sea la dificultad que estás experimentando, desde Anabel Valencoso Psicología estaríamos encantadas de acompañarte en este proceso de autoconocimiento y asesorarte para disfrutar más de esta área vital muchas veces escondida del resto. Y antes de despedirnos, advertir que desde nuestro gabinete se trabaja con perspectiva de género, así como, adaptándonos a aquellas relaciones no heteronormativas o no monógamas. Ya sabéis, ¡Si tenéis cualquier duda o inquietud no dudéis en contactar con nosotras! Nos vemos en el siguiente post!